Aqui os traigo la verdadera historia de Hercules que como podeis comprobar es muy distinta a la de Disney y yo misma me he sorprendido al leerla por su crudeza. Espero que os guste.
Siendo Tebas su ciudad natal siempre consideró a Argos como su patria pues sus antepasados venían de ésta última. Sus padres fueron Zeus y Alcmena (descendiente de Perseo), aunque Alcmena estaba casada con Anfitrión (rey de Micenas) y Zeus por su parte con Hera. Una noche, aprovechando que Anfitrión no se encontraba en su casa, Zeus tomó la forma de éste y se unió con Alcmena concibiendo a Hércules. Esa misma noche, horas más tarde regresó Anfitrión uniéndose también a su esposa concibiendo a Íficles ( hermano gemelo de Hércules).
Zeus se sentía orgulloso de haber engendrado al que sería rey de Argos, lo cual no le gustó nada a Hera y para calmar la furia de ésta, Zeus decidió ponerle al niño el nombre de Heracles (que significa “Gloria de Hera) pero esto no le satisfacía a Hera y enfadada por su infidelidad hizo que Zeus pronunciase las siguientes palabras: “El niño que va a nacer hoy en una familia que lleva mi sangre será el señor de todos los que vivan junto a él.” Una vez dicho esto, Hera se las arregló con la ayuda de Ate, litia y Galantis para atrasar el nacimiento de Hércules y adelantar el de Euristeo cuyos padres eran Menipe y Esténelo, también descendiente de Perseo como Alcmena. Así pues, Euristeo habiendo nacido antes que Hércules y tomando el juramento que hizo Zeus, se convirtió en rey de Argos (ese mismo día también nació Ificles, gemelo de Hércules).
Al nacer Hércules, Zeus obligó a su esposa Heras a amamantar al pequeño para que éste se volviera inmortal, pero cierto día, el niño mordió el seno de la diosa y brotó de él un gran chorro de leche que se derramó por el firmamento y formó lo que hoy se conoce por la Vía Láctea o camino de la leche.Desde el momento en que nació Hércules, Hera no cesaba de tramar contra su vida y en una ocasión, cuando Hércules e Ificles contaban entre 7 meses y un año, y su madre los había dejado dormidos en su cuna, Hera envió dos enormes serpientes para acabar con Hércules. Al oir los gritos de Ificles, los padres corrieron a la habitación de los niños y cual fue su sorpresa al descubrir que el pequeño Hércules tenía atrapadas por el cuello a las serpientes sacudiéndolas hasta ahogarlas. Esta fue la primera muestra de la extraordinaria fuerza que lo haría famoso.
Hera, convencida de que le iba a resultar muy difícil acabar con la vida de Hércules dada la facilidad con la que había salido del ataque de las serpientes, decidió no cometer más atentados contra su vida, pero si causarle muchas molestias para que no pudiera disfrutar de paz o felicidad.
Éurito le enseñó el manejo del arco; Cascor le instruyó en las armas; Autólico le entrenó en el arte de la lucha; con Anfitrión aprendió a conducir carros; y Eumolpo le enseñaba música. Cuenta la leyenda que en cierta ocasión que su maestro Eumolpo estaba ausente Lino quiso suplirlo y puesto que Hércules se negó a seguir sus instrucciones, éste le golpeó por su rebeldía haciendo enfadar de tal forma a Hércules que con la misma lira le dio en golpe en la cabeza matándolo.
Por la misma época participó en la caería de un león que asolaba las tierras de Anfitrión y de su vecino rey Tespio. La cacería duró cincuenta días durante los cuales Hércules se hospedó en la casa de Tespio. Éste tenía cincuenta hijas que noche tras noche su padre las introducía en el lecho de Hércules para obtener descendientes de él. De estas noches nacieron los cincuenta Tespíadas.
Una vez muerto el león y cuando regresaba a Tebas se cruzó con unos emisarios de Orcómeno a los que
Tebas debía pagar un tributo por una antigua pelea. Hércules les cortó las orejas y la nariz y los envió de regreso a su patria. La respuesta de Orcómeno no se hizo esperar y apareció con intención de invadir Tebas, pero la invasión no tuvo lugar pues Hércules le derrotó y a partir de aquel momento el que pagó el tributo fue el mismo Orcómeno a Tebas. Creonte, rey de Tebas, agradecido por lo que había realizado Hércules le casó con su hija mayor Mégara y a Ífiles con su hija pequeña.
Hera, irritada por la felicidad de Hércules, lo volvió loco y en medio de esta locura, el propio Hércules mató a sus tres hijos: Terímacos, Creontíades y Deicoonte confundiéndolos con enemigos y después los echó al fuego. Según algunos también mató a su esposa.
Cuando recuperó la razón acudió al rey Tespio para que lo ayudase a encontrar el perdón, enviándole éste a Delfos donde le pidió consejo a la pitonisa quien le ordenó ir a Tirinto y servir a su primo Euristeo durante doce años durante los cuales tenía que realizar diez trabajos que su primo le impondría (terminaron siendo doce pues dos de los diez su primo no los dio por válidos) obteniendo así la inmortalidad. Su sobrino Yolao iría con él como escudero.
Antes de partir hacia Tirinto, Hércules fue equipado por los dioses: Hermes le entregó una espada, Apolo un arco, Zeus (su padre) un escudo irrompible, Atenea una túnica, Hefesto una armadura y Poseidón un tiro de caballos para su carro.
LOS DOCE TRABAJOS
PRIMER TRABAJO: EL LEON DE NEMEA
Euristeo le impuso como primer trabajo dar muerte al león de Nemea (hijo de los monstruos Ortro y Equidna, fiera temible cuya piel era invulnerable a toda clase de armas).
Hércules intentó matarlo con sus armas, pero no consiguió su propósito pues no hizo más que asustarle haciendo que se introdujera en una cueva, Hércules los siguió y luchando con él cuerpo a cuerpo acabó estrangulándolo
Presentó el cadáver del animal a Euristeo, quien asombrado y aterrorizado, le prohibió que volviera a entrar jamás en la ciudad; a partir de entonces, tenía que exhibir los frutos de sus trabajos ante las puertas de Micenas. Euristeo ordenó a sus herreros que le fabricasen una jarra de bronce que escondió bajo tierra y siempre que se anunciaba la llegada de Hércules se refugiaba en ella y enviaba sus órdenes por medio de un mensajero. Hércules, como trofeo le arrancó la piel al animal utilizando sus propias garras y con ella se vistió a partir de entonces ya que esta piel era invulnerable a las armas y al fuego aprovechando también la cabeza como casco. El león de Nemea, a partir de entonces, se convirtió en la constelación de Leo.
SEGUNDO TRABAJO: LA HIDRA DE LERNA
El segundo trabajo que tenía que realizar consistió en acabar con la Hidra de Lerna (enorme serpiente hija de Tifón y Equidna con innumerables cabezas que se reproducían al ser cortadas de las que una era inmortal y que emanaban un vaho mortal),que fue criado por Hera para enfrentarse a Hércules.
Preparado para el enfrentamiento con la serpiente, Hércules contuvo la respiración mientras iba aplastando sus cabezas con una maza, pero enseguida brotaban otras nuevas.
Hera, envió entonces un enorme cangrejo para que ayudase a la Hidra, cosa que no afectó a nuestro héroe pues lo aplastó inmediatamente con el pie. Yolao acudió en ayuda de Hércules quemando con una antorcha las heridas que se producían en la Hera a medida que Hércules iba cortando las cabezas para evitar que se reprodujesen
Una vez muerta la Hidra enterró la cabeza inmortal y después de quitarle las entrañas, mojó sus flechas en la hiel del monstruo, y a partir de entonces, la más pequeña herida que pudieran producir esas flechas causarían la muerte.
Una manera que Hera tuvo para premiar los servicios prestados por el cangrejo (aunque no sirvieron de mucho) fue colocar su imagen entre los doce signos del zodiaco como la constelación de Cancer.
Éste fue el primer trabajo que Euristeo no consideró como debidamente ejecutado, ya que fue ayudado por su primo Yolao.
TERCER TRABAJO: LA CIERVA DE CERINIA
En Éste tercer trabajo, Hércules tenía que capturar a la cierva de Cerinia y llevarla viva a Micenas. La cierva de Cerinia, tenía pezuñas de bronce y cornamenta de oro, estaba consagrada a Artemis ya que era una de las cinco ciervas que la diosa había intentado capturar para engancharlas a su carro y había sido la única que había logrado escapar.
Hércules persiguió a la cierva día y noche sin descanso hasta el pais de los Hiperbóreos, entonces, aprovechando un momento en que el animal se detuvo a beber, Hércules inmovilizó sus patas delanteras utilizando una flecha que hizo pasar entre el tendón y el hueso sin derramar sangre. Una vez inmovilizada, la apresó y la llevó a Micenas
CUARTO TRABAJO: EL JABALÍ DE ERIMANTO
El cuarto trabajo consistía en capturar vivo a un enorme jabalí que vivía en los bosques de Erimanto y que causaba estragos en todo el contorno.
Ya en el camino hacia Erimanto, hizo una parada para visitar a su amigo el centauro Folo, quien en memoria de tiempos lejanos compartió con él su comida y su vino. Pero los otros centauros, al oler el vino que estaba especialmente reservado para ellos se enfurecieron de tal manera que atacaron a Hércules, quien primero los rechazó y luego con sus flechas envenenadas mató a varios de ellos mientras los demás se retiraban. Mientras Hércules enterraba a sus víctimas, su amigo Folo sacó una de las flechas de Hércules y la examinó asombrado de que algo tan pequeño pudiese dar muerte a criaturas tan formidables, pero con tan mala suerte que la flecha se le cayó hiriéndolo en un pié y matándolo. Hércules lo enterró al pié de la montaña que tomó su nombre.
Retomando el trabajo que tenía que finalizar, Hércules encontró al jabalí y persiguiéndole durante varias horas, lo fue acorralando a una zona cubierta de nieve donde saltó sobre su lomo atándolo con cadenas después, llevándoselo a Micenas sobre sus hombros
QUINTO TRABAJO: LOS ESTABLOS DEL REY AUGIAS
Augias, rey de Elide, era el hombre que más ganado tenía en el mundo, los dioses habían hecha que sus rebaños fuesen inmunes a todas la enfermedades y aparte de eso, eran increíblemente fértiles
Pero el rey nunca había limpiado sus establos, los cuales despedían un olor insoportable por todo el Peloponeso, además sobre la tierra de los valles se había formado una capa de estiércol tan gruesa que ya no podían ser labradas para sembrar grano.
Así, el sexto trabajo que le ordenó Euristeo a Hércules fue limpiar todo aquello en un solo día. Hércules fuñe a hablar con el rey, y sin mencionar que tenía que cumplir el mandato de Euristeo convenció a Augias que si lograba limpiar los establos y los valles en un solo día recibiría a cambio la décima parte de los rebaños, el rey consintió, entonces Hércules derribó dos de las cuatro paredes de cada establo desviando así el curso de los ríos Alfeo y Peneo, consiguiendo que las aguas se llevasen todo el estiércol de los establos al igual que el que cubría los valles. Pero Augias se enteró de que Euristeo ya había mandado limpiar los establos a Hércules y se negó a pagar lo acordado. Hércules pidió que el caso se llevase a juicio, y el hijo de Augias declaró ante los jueces que su padre había hecho un trato con Hércules que tenía que cumplir, por lo cual Augias enfadado, desterró de Elide a su hijo y a Hércules, afirmando que los dioses de los ríos, y no él, habían realizado el trabajo, no considerándolo tampoco Euristeo, por su parte, el trabajo como uno de los diez ya que Hércules había sido contratado por Augias.
SEXTO TRABAJO: LAS AVES DEL LAGO DE ESTÍNFALO
Ahora, el trabajo de Hércules consistía en expulsar del lago Estínfalo a ciertos pájaros que comían hombres y ganado y que tenían picos, alas y garras de bronce y cuyos excrementos venenosos arruinaban los cultivos.
Hércules pensó en ahuyentarlos con sus flechas, pero un hubiera servido de nada pues eran demasiado numerosos, entonces Atenea le entregó un par de címbalos de bronce (platillos) que Hércules golpeó con fuerza produciendo tal estruendo que las aves enloquecidas de terror, alzaron el vuelo . Muchas de ellas fueron derribadas por las flechas de Hércules y las que consiguieron escapar huyeron hacia la isla de Ares en el Mar Negro donde fueron encontradas años después por los Argonautas.
SÉPTIMO TRABAJO. ELTORO DE CRETA
El rey cretense Minos, había prometido a Poseidón sacrificar un hermoso toro en su honor. Minos incumplió su promesa y Poseidón como venganza volvió loco al animal e hizo que Pasifae, esposa de Minos, se aparease con él, concibiendo al minotauro. El toro que arrojaba llamas por la boca, recorría la isla destrozándolo todo a su paso. Euristeo ordenó a Hércules que capturase al toro y tras una larga lucha, Hércules ganó al monstruo y lo llevó vivo a Micenas donde Euristeo quiso regalárselo a Hera, quien lo rechazó. El toro fue puesto en libertad, atravesó la Argólide, cruzó el istmo de Corinto y se quedó en la llanura de Maratón donde posteriormente lo encontraría Teseo.
OCTAVO TRABAJO: LAS YEGUAS DE DIOMEDES
El octavo trabajo que le ordenó Euristeo consistía en capturar las cuatro yeguas comedoras de hombres del rey Diomedes.
Éste las tenía atadas con cadenas y las alimentaba con la carne de sus inocentes huéspedes. Hércules partió con un grupo de voluntarios; tras derrotar a los hombre de Diomedes Hércules arrojó el cuerpo de éste aún con vida a sus yeguas
quienes tras devorarlo se volvieron tan mansas que el héroe las pudo atar al carro de Diomedes y se las llevó a Micenas, donde fueron regaladas a Hera. Durante la lucha, las yeguas devoraron a Abdero, amigo de Hércules, quien había quedado encargado en custodiarles, entonces Hércules fundó en su honor la ciudad de Abdera.
NOVENO TRABAJO: EL CINTURÓN DE HIPÓLITA
Hipólita, reina de las amazonas, llevaba un cinturón regalo de Ares, el dios de la guerra. Euristeo quiso regalar este cinturón a su hija Admete, y ordenó a Hércules la tarea de conseguirlo.
Los amigo de Hércules se unieron a él en su aventura para ayudarle y vencer al poderoso ejército de las amazonas. Embarcaron hacia Escitia, región próxima al Mar Negro, y desembarcaron en el puerto de Temiscira donde Hipólita fue a recibirles. Sintiéndose atraída por el musculoso cuerpo de Hércules Hipólita le ofreció el cinturón como prueba de amor. Mientras tanto Hera, disfrazada de amazona, había difundido el rumor de que los extranjeros planeaban raptar a Hipólita; las amazonas, encolerizadas, atacaron la nave de los giregos. Hércules sospechando una traición, mató a Hipólita y le arrebató el cinturón; y tras una batalla en la que Hércules dio muerte d todas las jefas amazonas obligó a huir a su ejército (Fig. 11)
.En el camino de vuelta Hércules, al pasar cerca de Troya, vio a una muchacha encadenada a unas rocas. Era Hesíone, hija del rey de Troya Laomedonte, quien había sido castigado por Poseidón por haber incumplido un trato. Hesíone sería sacrificada a un monstruo enviado por Poseidón. Hércules rompió las cadenas de Hesíone y se ofreció a matar al munstruo a cambio de dos yeguas inmortales que Zeus había regalado a Laomedonte.
Hércules dio muerte al monstruo pero Laomedonte se negó a cumplir lo pactado, tras lo cual Hércules se hizo de nuevo a la mar, jurando vengarse.
DÉCIMO TRABAJO: LOS BUEYES DE GERIONES
Para realizar su décimo trabajo, Hércules tuvo que viajar a los confines del mundo. Euristeo le ordenó que trajese el ganado del monstruo Geriones, quien tenía tres cabezas, seis brazos y seis piernas y cuya fuerza era extraordinaria. Geriones vivía en la isla de Eriteya, en el extremo occidente, más allá del rio Océano, sus rebaños pastaban cerca de los de Hades y estaban al cuidado del pastor Euritión y del perro Ortro, monstruo de dos cabezas hermano de Cerbero, el guardián de los infiernos.
Al llegar a Tartesos, en el estrecho que separaba Europa de la antigua Libia (el actual estrecho de Gibraltar) Hércules, para conmemorar su largo viaje, levantó dos columnas, una en Europa y otra en África. Helio brillaba sobre Hércules y éste enfadado por el intenso calor que le impedía trabajar, disparó una flecha al dios, quien recriminó la actitud de Hércules, éste se disculpó por su acción y destensó el arco, Helio ofreció entonces a Hércules la copa de oro que le servía para trasladarse cada noche del occidente al oriente, en la que Hércules navegó hasta la isla de Eriteya.
Al llegar a la isla, el perro Ortro y el pastor Euritión, se abalanzaron sobre el héroe, quien los mató de un mazazo (Fig. 12).
Avisado por el pastor de Hades, Geriones, alcanzó a Hércules y lo obligó a luchar, SINDO traspasado por sus flechas. Luego, Hércules embarcó el ganado en la copa de Helio y se dirigió de nuevo a Tartesos para devolvérsela. Luego, continuó su camino bordeando las costas mediterráneas, donde hubo de defender varias veces su botín de los ataques de los ladrones de ganado. En Italia vivió numerosas aventuras; al pasar por Liguria fueron tantos sus asaltantes que agotó todas sus flechas y tuvo que dirigir una plegaria a Zeus para que le enviase una lluvia de piedras, gracias a las cuales pudo liberarse de sus enemigos.
Al llegar a Micenas Hércules entregó el ganado a Euristeo, quien lo sacrificó en honor a Hera.
UNDECIMO TRABAJO. LAS MANZANAS DE LAS HESPÉRIDES
Al no considerar Euristeo como válidos dos de los diez trabajos que había impuesto a Hércules le impuso dos nuevas tareas, la primera consistía en recoger los frutos del manzano de oro, regalo de bodas de la Madre Tierra a la dios Hera, esposa de Zeus. Este manzano estaba plantado en un jardín situado en el extremo norte de la tierra, custodiado por las ninfas Hespérides –hijas del titán Atlante, castigado por Zeus a sostener eternamente la bóveda del cielo- y el dragón Ladón, monstruo de cien cabezas hijo de Tifón y Equidna.
Hércules no sabía como llegar al jardín por lo que se dirigió hacia Iliria en busca del dios Nereo, conocedor del secreto, a quien obligó a que le dijera exactamente donde se encontraba dicho jardín. Al pasar por el Cáucaso, Hércules se encontró con Prometeo, quien por haber entregado el fuego a los hombres, había sido castigado por Zeus a una terrible tortura: encadenado a una montaña, un águila monstruosa lo atacaba a diario y le devoraba el hígado que crecía de nuevo a irse el águila. Hércules mató al águila de un flechazo y liberó a Prometeo quien, en agradecimiento, desveló a Hércules el secreto de cómo obtener las manzanas: no debía ser él quien arrancase las manzanas del árbol, sino Atlante, y avisó a Hércules que no debía aceptar la propuesta que Atlante le haría a continuación.
Atlante estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de librarse aunque sólo fuese por unos momentos de la terrible carga que soportaba, entonces Hércules le propuso sostener la bóveda mientras él traía las manzanas de oro; como Atlante temía al dragón Ladón Hércules lo mató con una flecha sosteniendo luego la bóveda mientras Atlante cogía las manzanas. Éste, feliz de verse liberado de su carga propuso a Hércules llevar él mismo las manzanas a Euristeo. Hércules, recordando la advertencia de Prometeo fingió estar de acuerdo y pidió a Atlante que se hiciese cargo del peso durante unos momentos mientras él se colocaba una almohadilla en la cabeza para estar más cómodo. Atlante dejó las manzanas en el suelo y volvió a soportar su carga, cogiendo Hércules las manzanas, despidiéndose de él (Fig. 13).
Tras vivir una serie de aventuras en Libia y Egipto Hércules regresó a Micenas donde entregó las manzanas a Euristeo, quien las devolvió a Hera.
DUODECIMO TRABAJO: LA CAPTURA DE CERBERO
El último trabajo fue el más peligroso de todos. Euristeo ordenó a Hércules descender al Tártaro ( el Reino de los Muertos), los dominios del temible Hades, y capturar a Cerbero, perro monstruoso hijo de Tifón y Equidna, que tenía tres cabezas, una serpiente por cola y cabezas de serpiente por todo su cuerpo. Cerbero era el guardián de la puerta de entrada al Tártaro.
Antes de descender al Tártaro, Hércules se dirigió a Eleusis, donde el sacerdote Eumolpo lo inició en los misterios Eleusianos, ritos sagrados purificadores preparatorios para la vida en el Mundo Subterráneo. Una vez preparado descendió al Tártaro guiado por Hermes y Atenea. Aterrado por el aspecto de Hércules, el barquero Caronte lo transportó sin reparos a la otra orilla de la laguna Estigia; cuando bajó de la barca de Caronte los espíritus de los muertos huyeron aterrados, con excepción de Meleagro y la Gorgona Medusa. Al ver a Medusa desenvainó se espada pero Hermes lo tranquilizó diciéndole que no era más que un fantasma; cuando apuntó con una flecha a Meleagro éste se rió diciéndole que nada tenía que temer de los muertos y tras una larga charla Hércules, conmovido por la triste historia de Meleagro, le prometió que se casaría con su hermana Deyanira. Más adelante, Hércules se encontró con Teseo y Pirítoo a quienes Hades retenía vivos en el Tártaro, pegados a la silla del Olvido desde que bajaron con la intención de raptar a Perséfone (esposa de Hades); Hércules consiguió liberar a Teseo pero tuvo que dejar atrás a Pirítoo. Luego liberó a Ascálafo de la roca bajo la cual lo había encarcelado Démeter (madre de Perséfone). Viendo la que que sufrían las almas de los muertos, Hércules queso sacrificar una de las vacas de Hades para que pudieran beber su sangre, siendo atacado entonces por el pastor de Hades, Menetes; cuando Hércules estaba a punto de acabar con la vida de Menetes apareció Perséfone quien rogó a Hércules que le perdonara la vida a su rival y la conduciría al palacio de Hades.
Una vez en el palacio, le pidió a Hades el perro Cerbero y Hades le dio permiso para llevárselo siempre que lo consiguiera dominar sin armas. Tras un prolongado forcejeo logró vencerlo (Fig. 14) y se lo llevó a Micenas y tras presentarlo a Euristea lo devolvió a Hades.
Y con éste último trabajo Hércules se volvió inmortal y quedó perdonado por el asesinato de sus hijos y su esposa.
Despue´s de haber completado los doce trabajos impuestos por Eristeo y libre al fin Hércules se dirigió hacia Ecalia al enterarse de que el rey Eurito había prometido casar a su hija con el arquero que disparase mejor que él y sus cuatro hijos.
El dios Apolo había regalado un arco a Eurito y le había enseñado a utilizarlo presumiendo siempre de superar al mismo dios en puntería. Llegado el día de la competición se presentó Hércules quien no dio opción alguna a los demás participantes ganando sin ninguna duda, pero Eurito ignoró a Hércules y no cumplió su promesa. Hércules, con gran enfado se marchó de Ecalia. Poco después se produjo en Ecalia el robo de varias yeguas del rey y éste culpó inmediatamente a Hércules. Envió a uno de sus hijos (Ifito) a que siguiera las huellas y que le informara de cualquier acontecimiento. Las huellas le enviaron a Tirinto y encontrándose allí con Hércules, Ifito disimuló y pidió le pidió que le ayudase a buscar el ganado robado y Hércules comprendiendo enseguida que lo estaba acusando de ser el ladrón, lo mató y le arrojó desde la torre más alta de Tirinto.
A consecuencia de éste asesinato, Hércules sufrió un segundo ataque de locura, y a pesar de ser purificado por el rey Deífobo el héroe sufría terribles pesadillas y tuvo que acudir al oráculo de Delfos en busca de consejo. La pitonisa se negó a atenderlo por haber matado a Ifito y Hércules enfadado intentó apoderarse del trípode de Apolo sobre el que la pitonisa se sentaba, pero el dios Apolo que estaba al tanto de todo lo que hacía Hércules acudió para evitar el robo y lucho con Hércules hasta que Zeus separó a los combatientes con un rayo y les obligó a hacer las paces. Entonces la pitonisa accedió a os deseos de Hércules y profetizó que para librarse de su aflicción éste debería venderse a sí mismo como esclavo durante un año y entregar a los hijos de Ifito el dinero que obtuviese. Hércules fue comprado por la reina Onfale de Lidia a quien Hércules sirvió librando a Asia Menor de los bandidos que la atacaban incansablemente.
Después de haber cumplido el año acordado, Hércules regresó a Tirinto donde reclutó a un ejército para atacar a Troya y vengarse del rey Laomedonte, que recordamos había incumplido la promesa echa a Hércules en su camino de regreso del país de las amazonas. Hércules arrasó Troya y dio muerte a Laomedonte y a todos sus hijos excepto del menor Podarces y de Hesíone a quien entregó como esposa a su amigo y lugarteniente Telamón y como regalo de bodas le dio a elegir a Hesíone a uno de los prisioneros eligiendo a su hermano pequeño Podarces y pagando además su libertad ofreciendo su velo de oro, entonces Podarces cambió de nombre llamándose a partir de ese momento Príamo (que significa comprado). Entonces, Hércules, tras saquear Troya puso a Príamo en el trono y partió rumbo a Tirinto.
En aquella época tenía lugar la batalla entre los Dioses y los Gigantes, enfurecidos éstos últimos porque Zeus había recluido a sus hermanos los Titanes en el Tártaro. Hera profetizó que los Gigantes no morirían en manos de ningún dios, sino por un humano vestido con una piel de león. Atenea, enviada por Zeus, pidió ayuda a Hércules quien mató primero al jefe de los Gigantes, Alcioneo, luego a Profirió y el siguiente en matar fue Efialtes, quien cuando estaba apunto de vencer a Ares fue alcanzado por una flecha de Apolo en el ojo izquierdo y otra de Hércules en el ojo derecho. Cada vez que un dios hería a un Gigante, Hércules tenía que darle el golpe mortal.
Volviendo a Tirinto, reunió otro nuevo ejército y atacó Elide para vengarse del rey Augias, a quien guardaba rencor a causa del quinto trabajo. Esta vez, Hércules enfermó y fue derrotado por los llamados Moliónidas, generales del ejército contrario quienes hirieron de gravedad a su hermano Ificles y obligaron a Hércules a rendirse y retirarse. Pero no contento con esto, poco tiempo después, Hércules preparó una emboscada a los Moliónidas cuando iban de camino hacia los juegos Istmicos matándolos y preparando una segunda expedición contra Elide, tomando la ciudad y matando a Augias, tras lo cual nombró como rey a Fileo que recordamos que fue el que había defendido los derechos de Hércules siendo por ello desterrado por su padre.
Luego saqueó y quemó la ciudad de Pilos, cuyos habitantes habían acudido en ayuda de Elide. Uno de los defensores de la ciudad era Periclímeo, nieto de Poseidón, y quien tenía el poder de adoptar diversas formas. Transformándose primero en serpiente luego en abeja. Atenea avisó a Hércules de las transformaciones de Periclímeo entonces, una vez descubierto, tomó la forma de águila y se abalanzó sobre Hércules quien lo atravesó con una flecha.
Luego se dirigió hacia Calidón, donde pidió al rey Eneo la mano de su hija Deyanira, tal como le había prometido en el Tártaro. Uno de los pretendientes de Deyanira era el dios-rio Aqueloo, con quien Hércules se vió obligado a luchar. Tras una larga lucha en la que Aqueloo adoptó sus tres formas, de toro, serpiente y hombre con cabeza de toro, Hércules le venció y le arrancó uno de sus cuernos. Después de casarse con Deyanira se quedó a vivir en Calidón hasta que durante un banquete mató involuntariamente al sobrino del rey Eneo y a pesar de suplicar el perdón de éste, Hércules decidió pagar con la debida pena del exilio y partió hacia Traquis acompañado por su esposa Deyanira.
De camino hacia Traquis llegaron al rio Eveno, donde el centauro Neso se ofreció a Trasladar a Deyanira a la otra orilla a cambio de dinero. Pero Neso, escapó al galope con Deyanira en brazos con la intención de violarla; Hércules hirió al centauro con una de sus flechas envenenadas y Neso, antes de morir aconsejó a Deyanira que cogiese en un tarro la sangre ue manaba de su herida y mojase con ella la túnica de Hércules si algún día le era infiel, recuperando de ésta forma el amor del héroe.
Tras llegar a Traquis y después de haber realizado varias acciones de guerra en Tesalia, Hércules marchó sobre Ecalia a vengarse del rey Eurito que se había negado a entregarle a su hija Yole años atrás. Hércules tomó la ciudad y se llevó a Yole como concubina.
Tras la conquista de Ecalia, Hércules agradecido por su victoria, quiso levantar un altar en honor a su padre Zeus y envió a su heraldo Licas a Traquis para que le trajese una túnica para la ceremonia. Deyanira, celosa al ver que Yole acompañaba Licas, impregnó la túnica con la sangre del centauro Neso; cuando Hércules se colocó la túnica el calor derritió el veneno de la Hidra (el que se encontraba en la felcha con la que mató al centauro) y se mezcló con la sangre de Neso. El veneno corroía la carne de Hércules y éste al intentar arrancarse la túnica, se arrancaba también pedazos de carne. Su sangre hervía y se tiró de cabeza al arroyo más cercano donde las aguas también empezaron a hervir (posteriormente fueron llamadas Termópilas o “paso caliente”).
Nadie se atrevía a acercarse a Hércules hasta que retorciéndose de dolor éste mandó venir a su hijo Hilo a quien ordenó que construyese una gran pira y quemase su cuerpo inmortal hasta que quedase totalmente destruido. Deyanira, destrozada, se suicidó.
Nadie se atrevía a encender la hoguera hasta que Filoctetes consintió en hacerlo, recibiendo como recompensa el arco y las flechas de Hércules. Mientras el fuego destruía su cuerpo, una gran nube envolvió la pira y pudo escucharse un formidable trueno. Al disiparse la nube no quedaba ya rastro del cuerpo de Hércules, su alma inmortal había ascendido al Olimpo.
Tras reconciliarse con Hera, ésta ofreció a Hércules a su hija Hebe en matrimonio. Hércules viviría desde entonces eternamente entre los dioses.
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